por Agustín Argento
El grupo británico Radiohead se presentó en el predio de Tecnópolis de Buenos con un show en el que se despojaron de varios clásicos para cimentar una gran performance con un impecable sonido.
A las nueve en punto, media hora después del horario oficial y a unos interminables 75 minutos del final del show de Flying Lotus, las luces se apagaron para que Thom Yorke solo con su piano interpretara “Daydreaming”, tema del último álbum “A Moon Shaped Pool”.
Desde este primer minuto, el cantante y principal compositor hizo gala de la perfección en su amplio registro vocal con una interpretación emotiva y lacerante que se coló en la intimidad de los presentes, transformando este masivo show para 40.000 personas en un concierto intimista.
Una vez terminada la primera pieza, a Yorke se le sumaron Phil Selway, Ed O’Brien y los hermanos Johnny y Collin Greenwood, para tocar “Full” y el festejado “15 Steps”, del disco “In Rainbows”.
La enorme pantalla ovalada que pendía tras el escenario, sobre unos postes lumínicos, se entendía muy bien con el psicoldélico juego de luces, que metía a uno en un trance tan multicolor como el viaje del Discovery en “2001: Odisea en el espacio”, el filme de Stanley Kubrick.
Sin embargo, esta entrega y puesta en escena se vio opacada por la decisión de la banda en reproducir las lisérgicas visuales en las otras tres pantallas del predio, impidiendo que quienes se encontraban a 200 metros del escenario pudieran ver qué sucedía sobre él.
¿Es culpa esto de la productora Move? Al parecer, no; aunque puede ser interesante que los encargados de realizar los eventos hagan entender a los grupos que estos caprichos sólo pueden ser aceptados en teatros o pequeños estadios donde todos pueden verlos en persona.
Más allá de eso, y a diferencia de lo que sucedió en el pasado show de Depeche Mode, la gente no se quejó a viva voz, aunque fue un comentario que se escuchaba de forma frecuente entre los presentes.
Y eso, quizá, es porque el quinteto de Oxford sonó a la perfección, con una calidad que permitía disfrutar de cada detalle: desde los efectos de pedales en “Idioteque” hasta el arrastre de la pua sobre las cuerdas de la guitarra en “2+2=5”.
Sobre el final de show, el público se enteró que esa media hora de atraso inicial se debió a que los liderados por Yorke fueron víctimas de la Ciudad de Buenos Aires: el propio cantante explicó que una congestión del tránsito impidió que llegaran a tiempo para la gala.
Además de esa accidentada travesía, el recital debió suspenderse por casi 15 minutos cuando una de las vallas de contención delanteras sufrió inconvenientes en el comienzo de “The Gloaming”, canción que el vocalista cantó a capela luego de interrumpirla para que solucionaran el inconveniente.
“Estamos con problemas de seguridad. Por favor, den unos pasos para atrás mientras los solucionan. En uno minutos seguimos tocando”, dijo Yorke y empezó a hacer sonidos guturales en tren, uno imagina, de distraer a la multitud.
A las dos horas de recital, los artistas saludaron y se bajaron del escenario, aunque quienes conocían la lista de temas de la gira sabían que el show aún no terminaba, que por el contrario llegaba lo más celebrado de la noche.
Tras “Desert Island Disk”, otro tema de “A Moon Shaped Pool”, Radiohead sacó de la modorra al público con una contundente seguidilla: “Climbing Up The Walls”, “Exit Music (For a Film)”, “The National Anthem” e “Idioteque”. También estuvo en esta primera parte de bises “There There”, aunque en una fallida reversión a la que le robaron la mágica distrosión con arrastre de cuerdas, a la vez que el cambio de timbales de O’Brien le quitó el poder de los grabes a la percusión.
Para los segundos bises, el grupo insistió con “A Moon…” al arrancar con “Presente Tense”, un tema bastante viejo que editaron finalmente en la placa de 2016. Pese a que la mayoría de las canciones no fueron las esperadas, la interpretación de los músicos restaba importancia a ello.
Así, llegaba el final con una impresionante y rockera versión de “Paranoid Android” para culminar, casi a desgano, como en su primera visita de 2009, con “Creep”.
Fuera del repertorio quedaron “Karma Police” (que tocaron en Chile en lugar de “Creep”), “High and Dry”, “No Surprises”, “Airbag”, “Go to Sleep, “Videotape” y “Where I End And You Begin”. En su lugar hubo mucho, demasiado, “A Moon…” y “The King of Limb”.
Sin embargo, la prestancia y solidez de los de Oxford dan cuenta de que pueden prescindir de los clásicos porque saben muy bien cómo dar un show que llegue a cada uno de los miles que los van a ver.
Télam.